Terminando el año 2021 conocí tres historias tristes, que tienen que ver con la ciberseguridad, pero sin la necesidad de un ciberataque, aunque sí con la participación de ciberdelincuentes.
Las tres historias son muy similares, en las tres historias hay un robo de dinero, es un robo enorme ya que las víctimas perdieron todo el dinero que poseían al momento, las cantidades por lo tanto no son relevantes, pues para muchos podría ser una cantidad irrelevante, pero para las víctimas de estas historias representaban todo en ese momento, alquiler de la vivienda, transportes para ir al trabajo, y los alimentos para sus familias.
Hay otra característica en común de las tres víctimas, todas son mujeres. No significa que solo le ocurra a mujeres, o que sea un tipo de robo en el que es más fácil ejecutarlo con una mujer de víctima. En este caso sencillamente creo que es coincidencia, pero también es un hecho, añadido, las tres son madres.
Me mantengo tan lejos de estos escenarios que he conocido los tres casos prácticamente al mismo tiempo. Mi madre me preguntó cómo era posible lo que le había ocurrido una conocida suya, y cuando conversé con ella, empezaron a saltar los casos, hasta tres, y no dudo que continúen.
Marlon Molina
Mi madre me cuenta que una mujer inmigrante ha perdido todo el dinero que tenía en el banco, y que no tiene para pagar el alquiler, ni para cubrir las necesidades básicas. Ella tenía en la cuenta del banco varias transferencias que le han hecho en distintas viviendas en las que ha trabajado en los últimos meses. ¿Cómo sabe que le han robado todo lo que tenía? Porque cuando no pudo cubrir un pago le pidió a su empleadora en ese momento que por favor revisara su cuenta de banco, para lo que le dio las claves, ella accedió y le confirmó que la cuenta estaba en cero. ¿Le ha dado las claves a otras personas? Sí, para que la asistan ya que ella no tiene conocimiento suficiente ni del lenguaje, ni de la gestión de una cuenta de banco.
Las otras dos mujeres no son inmigrantes, pero superan los setenta años de edad. No le dieron las claves a cualquiera, lo hicieron con familiares para pedir ayuda, una de ellas motivada porque su banco le pidió validar datos personales.
En este momento podemos hacer todo tipo de conjeturas, y muchas propuestas para intentar conocer quién accedió y quizá reclamar, aunque por las cantidades, ahora sí, en algún momento ni siquiera serían un tema grave. Ante esta situación me gustaría añadir otras preguntas que considero justas:
1. Cualquiera puede comprar un vehículo automotor, pero para asegurarlo, y para conducirlo se nos exige un permiso de conducir. Para quienes no tienen ni coche, ni permiso, las ciudades y los gobiernos proveen transporte público, donde hay personal altamente cualificado vigilando la seguridad de los pasajeros.
2. Mis hijas han completado la educación general básica, la mayor actualmente está en la universidad, y nunca, en ningún momento estaba incluido en el currículo entender qué es un banco, qué es una cuenta bancaria, cómo funcionan. Asumimos que es información para todos y que es tan básica como respirar, o como andar, y que no hace falta enseñar las cosas más básicas de la vida.
3. Algunas personas llegan a una fase en la vida en la que necesitan ayuda. Ya sea movilidad, asistencia física, emocional, o cognitiva. Cualquiera podría pensar que si tienen familiares entonces la situación está resuelta, primero dando por hecho de que un familiar velará por los intereses, y segundo dando por hecho de que dicha persona llega a esta etapa rodeada de personas (familiares o no) que le tendrán aprecio y que buscarán su bienestar. Me gustaría pensar que cuando llegue esta será mi situación. Sin embargo, la vida nos ha mostrado que este hecho no es así, no tengo los datos, pero dudo que la mayoría esté en buenas manos.
4. ¿Culpa del banco? Algo que no puede negarse es que es un jugador importante, responsable en mi opinión no lo es, pero desde luego es el jugador con más herramientas en su mano. También puedo entender que si no es tu culpa, y no haces nada, es más barato que hacer, y de hecho menos riesgo.
5. ¿Culpa de la digitalización? Yo diría que sí, culpa de la digitalización (sin quitar la culpa a quien se llevó el dinero). Desde luego creo que en un proceso de Transformación Digital esto no debería ocurrir, pero dado que lo que ocurre por lo general es digitalización, la brecha que crea es enorme.
Un agravante con la concienciación en ciberseguridad
Concienciación y concienciación, miedo y miedo, resignación y poco más. En principio no me gusta la “concienciación” principalmente porque no suele acompañarse de qué hacer. Hace dos años al inicio del curso la directora del instituto al que asistía mi hija menor, dijo a todos los padres “estar alertas con lo que hacen sus hijos en las redes sociales porque los ciberdelincuentes también están ahí”, gracias por decirlo, pero cuántos padres sabrían qué hacer, cuántos padres podemos hacer algo. Lo que sí saben todos, es que hay ciberdelincuentes y que sus hijos están expuestos. Usando esta analogía, cuando alguno de los niños viva una situación de riesgo será “lo esperado”, se entenderá, pues eso “que hay ciberdelincuentes en las redes sociales”.
“Alguien me sacó el dinero de la cuenta”, incluso a mi madre le parecía normal la frase, o creíble. Eso es lo que han escuchado, que hay especialistas que saben robar dinero vía Internet, y pues… les ha tocado a ellas ser víctima.
Estas personas saben visitar una oficina de un banco, saben revisar la libreta, se fían de las personas del banco, pero ya no pueden ir al banco, ya sea porque ya no hay oficinas, o porque sus opciones de movilidad son reducidas.
Quienes han robado el dinero no son especialistas en Internet, son oportunistas. Sin el uso de las claves no podrían haber cometido el hecho, quiero decir que han podido hacerlo porque la herramienta para acceder a la cuenta del banco es digital, que mis colegas de ciberseguridad seguro que tienen un nivel altísimo de protección contra atacantes, pero en estos casos han sido accesos lícitos.
Mi padre ha devuelto el móvil inteligente que le regaló mi hermana, no puede con él ¿le falta formación? Tal vez, desde luego, lo que no podemos hacer, es culpar a la víctima, “no haberle dado las claves a su empleadora”, “no haberle dado las claves a la nieta”, “no haberles dado las claves a sus hijos”, si no sabe usar el sistema, a quién. Para empezar, por qué están obligados a usar Internet, por qué están los clientes obligados a usar teléfonos conectados, por qué están los clientes obligados a tener un PC. Si la entidad financiera que le promete cuidar el dinero, y además le cobrará, tal vez podría incluir la pregunta básica ¿tiene usted forma de acceder vía online? Si la respuesta es no, entonces dígale que no pude gestionar su dinero y cobrarle por los servicios financieros ya que la entidad ha decidido solo ofertar servicios digitales.
Mi opción favorita sería enfocar la Transformación Digital en vez de digitalizar, y así pensar en todos los clientes, en todos los usuarios. El año 2022 no es un año de todo digital, es un año en el que hay personas jóvenes, personas que viven en cualquier parte del mundo, personas mayores, personas que no tienen acceso a Internet, personas que no quieren acceder a Internet, personas que pueden desplazarse, y personas que no pueden desplazarse, personas que viven en Residencias, y personas que viven con familiares.
En España la población mayor de 65 años ha aumentado en los últimos 10 años, según el Instituto Nacional de Estadísticas en 2021 hay provincias como Soria, Lugo, León, A coruña, y Ávila que tienen más del 25% de su población mayores de 65 años. Además de la edad, coincide la zona, donde el día a día no suele ser digital.
El servicio junto con la tecnología necesita diseñarse de forma accesible y social, sin excusas.
Marlon Molina