Muchas son las definiciones de la arquitectura.
“Sueño y función”; “expresión de valores”; “la acción más poderosa del hombre”; “un acto de optimismo”; “arte y ciencia” …
La arquitectura también es la respuesta a los retos presentes y futuros de nuestra sociedad, poniendo el foco en las personas. En una etapa de profunda transformación social, concebimos la arquitectura desde una perspectiva holística que comprenda bienestar, accesibilidad universal y sostenibilidad.
Hay una nueva forma de proyectar los espacios urbanos y edificados, públicos o privados (en los que pasamos el 80%- 90% de nuestra vida) para que cuiden a las personas y les sean útiles en las distintas etapas vitales. De esta forma, una misma vivienda, a lo largo de su vida útil, podrá seguir cobijando a las personas cuando estas pierdan facultades, sin necesidad de desarraigarlas en su momento más vulnerable.
Al aplicar criterios de Accesibilidad Universal, creamos espacios públicos y privados accesibles a todas las personas, cualquiera que sea su estado, para que todas ellas puedan transitar por la ciudad y por los edificios de forma segura, sin ningún tipo de barreras ni obstáculos.
Estas premisas dignifican y facilitan la vida de las personas y hacen los espacios sostenibles en el tiempo. En términos económicos, es una inversión rentable porque contribuye a garantizar la continuidad de la vida social y laboral de todos, y facilita el acceso a los negocios de potenciales nuevos clientes.
Disponemos de los medios y avances tecnológicos para rehabilitar los edificios existentes y diseñar nuevos entornos construidos de calidad, inclusivos y alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) impulsados por Naciones Unidas para conseguir un futuro sostenible para todos.
La arquitectura es salud, calidad de vida, accesibilidad, sostenibilidad, utilidad, seguridad, innovación, inspiración, integración, adaptabilidad, bienestar, belleza…
La arquitectura es humanidad.